El gobierno chino lanzó una severa advertencia a Estados Unidos este miércoles 5 de marzo manifestando su preparación para afrontar “confrontaciones de cualquier naturaleza”. Esta declaración surge como respuesta directa a los nuevos gravámenes comerciales establecidos por la administración del mandatario norteamericano, Donald Trump.
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Los dos gigantes económicos mundiales se encuentran al borde de un conflicto comercial abierto tras la decisión de Trump de elevar los aranceles sobre la totalidad de productos chinos que ingresen en territorio estadounidense. La respuesta de Pekín no se hizo esperar, implementando gravámenes del 10% al 15% sobre las importaciones agrícolas procedentes de EE.UU.
“Si lo que Washington busca es un enfrentamiento, ya sea arancelario, comercial o de cualquier otra índole, estamos preparados para resistir hasta las últimas consecuencias”, comunicó la Embajada china en Washington mediante su cuenta en X (anteriormente Twitter), compartiendo un pronunciamiento oficial emitido el martes 4 de marzo.
Este constituye uno de los mensajes más categóricos emitidos por China desde la llegada de Trump a la presidencia. Coincide con la celebración en Pekín del encuentro anual del Congreso Nacional del Pueblo.
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Durante la jornada del martes, el primer ministro chino Li Qiang confirmó que el país incrementará nuevamente su presupuesto militar en un 7,2% durante el presente ejercicio. También advirtió sobre “transformaciones sin precedentes en un siglo que se están acelerando a nivel global”.
Este incremento era previsible y mantiene la proporción anunciada durante el pasado año.
La cúpula dirigente china intenta transmitir confianza a su población respecto al potencial de crecimiento económico nacional, incluso bajo la amenaza de un conflicto comercial.
China ha procurado proyectar una imagen internacional de estabilidad y pacifismo, contrastándola con la de Estados Unidos, a quien Pekín acusa de promover conflictos bélicos en Oriente Próximo y Ucrania.
El gigante asiático también podría beneficiarse estratégicamente de las medidas adoptadas por Trump contra aliados tradicionales estadounidenses como Canadá y México, igualmente afectados por los nuevos aranceles.
Sin embargo, las autoridades chinas evitan endurecer excesivamente su discurso para no ahuyentar a potenciales socios internacionales.
El comunicado difundido por la representación diplomática china en Washington hacía referencia a una declaración del Ministerio de Asuntos Exteriores publicada el día previo en inglés, donde se rechazaba la acusación estadounidense sobre la responsabilidad china en la crisis del fentanilo.
“La cuestión del fentanilo constituye un pretexto inconsistente para justificar el incremento arancelario estadounidense sobre las importaciones chinas”, afirmó el portavoz ministerial en dicha publicación.
“Los intentos de intimidación no nos impresionan. Las tácticas de acoso resultan ineficaces contra nosotros. La presión, coacción o amenazas no representan el enfoque adecuado para relacionarse con China”, subrayó.
Las relaciones chino-estadounidenses llevan tiempo configurándose como una de las dinámicas más tensas del panorama internacional.
El mensaje difundido en X alcanzó amplia repercusión y podría ser utilizado por los sectores más duros del gabinete de Trump como evidencia para justificar una retórica más agresiva contra el país asiático, presentándolo como la principal amenaza económica y geopolítica para Washington.
Los dirigentes chinos albergaban esperanzas de establecer relaciones más cordiales con la administración Trump, especialmente tras la invitación extendida a Xi Jinping para asistir a la ceremonia de investidura presidencial.
Trump también mencionó haber mantenido “una conversación telefónica excelente” con su homólogo chino poco antes de asumir oficialmente la presidencia.
Circularon informaciones sobre una posible nueva comunicación entre ambos líderes programada para febrero, que finalmente no se materializó.
Xi Jinping ya enfrentaba importantes desafíos económicos internos, caracterizados por una persistente contracción del consumo, una crisis inmobiliaria y elevados índices de desempleo.
China ha anunciado inversiones multimillonarias para revitalizar su economía en dificultades. Este plan económico fue presentado mientras miles de delegados participan en las sesiones del Congreso Nacional del Pueblo, un órgano legislativo que fundamentalmente ratifica decisiones previamente adoptadas en círculos restringidos.
China mantiene el segundo mayor presupuesto militar mundial, estimado en 245.000 millones de dólares, aunque considerablemente inferior al estadounidense. Pekín destina el 1,6% de su PIB a gastos militares, proporción muy inferior a la de Estados Unidos o Rusia, según datos del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo.
No obstante, diversos analistas sostienen que China subestima deliberadamente sus verdaderos gastos en defensa.